Si quieres twittear un mensaje y que sea ampliamente retwiteado lo mejor es hacer referencia a algún web site o blog del tipo:
Mucha gente no busca que le ayuden a pensar para de esa manera ser capaz de resolver por sí mismo sus problemas, sino que quieren que directamente se los den mascaditos y resueltos, es más rápido y requiere menos esfuerzo, es natural. De hecho es una tendencia natural que con los años nos vayamos cargando de dogmatismos, que pueden ser extremadamente prácticos y que nos dotan de gran rapidez.
En varias ocasiones he leído recomendaciones sobre blogging y una de las típicas es: “tienes que publicar dos o tres veces a la semana” o "la longitud de los post no debe exceder de las 300 palabras". Ambas son recomendaciones que yo he recibido en varias ocasiones, lo que es lógico, ya que publico cada quince días posts de mil palabras.
Es lícito que me recomienden acortar, pero forma parte de la idiosincrasia de Improsofía ser deliberadamente extenso, es por lo tanto lícito que no acorte. Buscaba un lugar donde las personas pudieran reflexionar serenamente, la serenidad que permite que un imprósofo como Ángel ponga un comentario de 700 palabras de longitud. ¿Cómo voy hacer posts más cortos que la longitud de los comentarios de las personas que me leen?
La longitud de los post es en sí un filtro que hace que tan sólo los interesados en la serena lectura de principio a fin, sigan leyendo. Suponer que los post tienen que tener una longitud de 300 palabras, que es lo que me permitiría publicar con más frecuencia y conseguir un volumen de visitas significativamente mayor, es suponer que la única meta cuantificable en bloggear es conseguir el máximo tráfico posible; lo que si que es, es la más fácil de medir
(Esto es típico en gestión, medir lo medible, que pasa a ser el objetivo, el punto de enfoque de la organización, aunque lo que se busque sea otra cosa, frecuentemente no medible).
(Hasta aquí unas 300 palabras) (pero sigue leyendo porque este post no va sobre Improsofía, tema que posiblemente no te interese)
En Improsofía no pretendo ser sintético en exceso, no pretendo dejárselo todo muy mascadito al lector, pretendo, y es absolutamente intencional, que la mente vague a lo largo de toda la lectura, generando la suficiente inercia como para que al final la persona haya hecho un verdadero ejercicio de reflexión. Algunos podrán pensar que en ocasiones falta concreción, ¡perfecto! No pretendo ser excesivamente concreto, sino lo habría llamado “IMPRODOGMATISMO”, y eso no es lo que pretende ser.
Improsofía no es mi blog, es un blog de todos los imprósofos. Cada uno de los comentarios, podría, en mucho de los casos, ser un post en sí mismo, tan sólo haría falta darle un poco de forma. Casi se podría decir que es un blog de blogs. Para que eso lo vivas así, te has de tomar la molestia de además de leer las mil palabras del encabezado, leer los comentarios, con los que fácilmente se llega a las 2 o 3 mil palabras (5 mil en el último post). Descubrirás que en el fondo la frecuencia de publicación de Improsofía es diaria y que muchos de los comentarios son un post con una longitud media de unas doscientas palabras. Los bloggeros son muchos: Ángel, Gabriel, Skirion, Helena Andrés, Ana, Sergio, Jordi, David, … (De paso, gracias a todos por vuestra colaboración)
"Así que mucho cuidado con los decálogos de recomendaciones, no necesariamente pueden ser adecuados a vuestras necesidades, frecuentemente poco explícitas."
Hace años conocí a una persona, bueno, pensaba que la conocía. Se comportaba exactamente como indicaba Dale Carnegie en “How to win friends and influence people”, ahora no recuerdo si el libro en cuestión era un decálogo o un dodecálogo. Con los años esta persona se acabó convirtiendo en un manipulador, un terrible manipulador, tal y como en el fondo te enseñaba a ser el libro, si lo que hacías es interpretarlo como una manual de procedimientos. Siempre he pensado que esa persona había leído a Carnegie, aunque no tengo la certeza de que lo hiciera.
(Hasta aquí unas 600 palabras)
Aunque el Sr. Carnegie daba recomendaciones que podían parecer interesantes, sus recomendaciones estaban basadas en la observación de personas que habían “triunfado” (tal y como se define triunfo en los tiempos que corren: dinero y poder). Pero esa ciencia basada en convertir correlación (fenómenos que varían conjuntamente en el tiempo) en causalidad (un fenómeno, la causa, precede al otro, el efecto), no es en realidad ciencia.
Los fenómenos ligados por una relación causal están altamente correlacionados, los fenómenos correlacionados no son necesariamente el uno causa del otro(es facil caer en la trampa).
Es decir, por mucho que tú te comportes conforme dice Dale Carnegie, no necesariamente alcanzarás el éxito, pues la causa que subyace al éxito y que produce todas las manifestaciones descritas en el dogmático libro en cuestión, es algo más de fondo y tiene más que ver con valores, con la esencia de en qué se está transformando uno, que se manifiesta de una determinada manera. A esos valores/esencia no llegarás siguiendo decálogos, sino reflexionando, que es lo que se busca en Improsofía.
Por ahora el burro seguirá siendo grande porque no me importa tanto que ande o no ande como que ande a su aire.
AUTOR: Fernando Gastón Guirao
P.D. El número total de palabras de este post sin contar esta PD, se corresponde al modelo del Porsche de la foto, el 922.