Vivimos rodeados de una burbuja de información que hemos creado con coalición con las empresas tecnológicas más punteras. Salir de ella no es sencillo, pero hacerlo nos reportará una gran perspectiva.
El descubrimiento forma parte de nuestras vidas. Nos encanta explorar, aprender cosas nuevas, conocer nuevas canciones, leer sobre metodologías diferentes y debatir con los que nos rodean sobre diferentes puntos de vista. No cuela, ¿no?
Así es como debería ser, así es como en teoría nos gustaría que fuera, pero en la práctica nos acomodamos y huimos de todo eso. En nuestro trabajo queremos “opiniones que sumen”, pero entendemos ese concepto como “opiniones que no difieran demasiado de la mía”. Entre amigos nos rodeamos de gente con gustos comunes, ideologías parecidas, nivel cultural cercano, etc.
Y por si fuera poco, las grandes compañías tecnológicas lo saben y nos ayudan a crear esa burbuja de información. En la mayoría de redes sociales, por ejemplo, tú mismo vas marcando a quién seguir y te creas ese microcosmos de información sesgada. Solo verás cada día lo que dicen tus contactos, y es de esperar que estos sean afines a ti. Pero además, Facebook y otras poseen algoritmos que siguen tus interacciones (likes, shares, comentarios…) para mostrarte en tu panel de inicio aquellas cosas que más te pueden interesar. No vaya a ser que leas algo que no quieres leer. El señor Zuckerberg dice algo así como:
“Saber que una ardilla muere en tu jardín puede ser más relevante para tus intereses que saber que muere gente en África” (Mark Zuckerberg).
Lo de Google es aún más escandaloso, pues en base a tus búsquedas, a lo que escribes en tu email y a las webs que visitas se va haciendo un mapa sobre ti y te incorpora en una de sus muchas audiencias afines. A partir de este momento dará preferencia en tus búsquedas a contenidos más amigables para ti y ofertará a empresas llegar a ti a cambio de un módico precio.
Como era de esperar, todo esto tiene grandes ventajas. ¿Por qué bucear por contenido irrelevante para mí cuando puedo encontrar más fácilmente lo que busco? Ese es quizá el mayor potencia de estas prácticas y la principal razón por la que se aceptan. Pero todo esto, sumado a nuestros círculos ya sesgados, presenta una gran desventaja, y es que nos dibujamos un mapa del mundo que nos rodea muy distorsionado.
Vivimos así en una burbuja de información donde las noticias que reafirman nuestra ideología política nos llegan por doquier, donde las plataformas de música nos recomiendan grupos similares a los que ya escuchamos y donde nuestros familiares, amigos y empleados reafirman lo que ya sabíamos. ¿Cómo combatimos esto?
Cada vez son más las personas que siguen activamente prácticas para contrarrestar, al menos parcialmente, este sesgo informativo. Borrar cookies, utilizar varias cuentas y varios ordenadores en diferentes entornos, moverse con diferentes grupos y amistades, o contratar personal de origen sociocultural totalmente diferente nos ayudará a no perdernos otras perspectivas, pero para ello, lo primero que tenemos que hacer es estar abiertos a otras verdades.
El activista de la información Eli Pariser habla de una burbuja de filtros a nuestro alrededor que nos impide ver el mundo tal y como es. Hace la siguiente reflexión:
“Un mundo construido desde lo familiar es un mundo donde no hay nada que aprender... (ya que hay) auto propaganda invisible, que nos adoctrina con nuestras propias ideas” (Eli Pariser).
Conociendo todo ello seamos hábiles y no nos cavemos nuestra propia tumba de información.