Una de las mejores películas de dibujos animados que se han hecho es "Los increíbles", realmente buena. Los perfiles psicológicos de los personajes excelentemente construidos, resultan hilarantes en todos los casos

  • Míster increíble en su rol de padre de familia sin autoridad.
  • Elastigirl de madre desbordada pero que lo borda.
  • Violeta la adolescente insegura.
  • El jefe de mister increible es un habitual mio en conferencias y cursos de formación. Los siguientes dos minutos de vídeo son épicos como ejemplo de mentalidad taylorista aplicada a la dirección. http://www.youtube.com/watch?v=zn7O3Sjh3QM

SindromePero hoy me quería centrar en un personaje de esta película "Síndrome". Síndrome es el típico superhéroe malo que tiene un objetivo: acabar con la superioridad de lo superhéroes dando superpoderes a todo el mundo. La estrategia que guía sus pasos la resume en la siguiente frase:

"Cuando todo el mundo sea super, nadie lo será"

Hace unos días quedé para comer con un amigo que se acababa de colocar en un buen puesto directivo. Juan, había enganchado tres restructuraciones en los últimos 5 años en diferentes empresas, con la mala suerte de que en todos los casos, por ser incorporación reciente, le había tocado el gordo. A pesar de seguir vivito y coleando tras superar todos los infortunios, Juan se expresaba en un tono de amargura; su salario era el de hacía 10 años.

A raíz de la conversación me surgió una duda, lo que está pasando con los salarios directivos es coyuntural y asociado a la crisis o estructural. La sensación que tengo es que es estructural y que no es más que una fase en el proceso natural de racionalización del abismo existente entre la clase trabajadora y la directiva que nos sitúa muy mal en los rankings por naciones del índice Gini, que mide las diferencias económicas entre los más y menos favorecidos.

beatlesEn los años 60-70 ser ingeniero era la leche, era un símbolo de estatus. En aquellos años en el mentidero de Villabotijos se podía oír "¡El hijo de la Matilda es ingeniero!" y todas las viejas de riguroso negro asentían con admiración. El hijo de la Matilda se había labrado un futuro dorado. En ese momento teníamos como grandes poderes al alcalde, el cura, el guardia civil, pero de cerca ya les seguía el hijo de la Matilda.

Queen+PNGEn los años 80-90 ya no bastaba con ser ingeniero, se necesitaba un MBA. Ya no solo era ingeniero el hijo de la Matilda, también el nieto, y  el nieto de la Aurora, el de la Ascensión, el de la Virtudes y el del mentidero al completo. Pero un MBA ya no lo tienen todos, así que la que lleva la voz cantante en el rincón junto a la iglesia es la Pascuala, cuyo nieto está estudiando un MBA en Stanford.

coldplay-bandPero la cosa se complica entrado el siglo XXI, el MBA del nieto de la Pascuala ya no parece ser suficiente. Pero tener muchos idiomas tampoco garantiza nada, ni tan siquiera tener un curriculum del carajo. Mi amigo Juan ha retrocedido 10 años salarialmente a pesar de todos sus títulos, pero no es el único. Las cuentas de resultados hacen el agosto sustituyendo directivos  con 40 años de experiencia y sueldos de 6 cifras por ingenieros con 10 años de experiencia, MBA y Master blackbelt six-sigma que cobran la mitad o menos.

En gestión hace tiempo que no se inventa nada, se lleva dando vueltas 30 años machaconamente a las mismas ideas. Desde que Tom Peters escribiera en 1982 "En busca de la excelencia" no parece haber grandes inventos de gestión, tan solo matices sobre lo ya existente. Las empresas españolas, en general, no necesitan grandes inventos, en buena medida les basta con ir depurando los sistemas existentes. Y si los directivos tienen todos los títulos, formación y experiencia existentes, ¿Qué es lo que hace que unos sean mucho mejores que otros y se pueda justificar una diferencia salarial sustancial? Pocas cosas, matices.

Las organizaciones están inundadas de gente buena, muy buena. Yo lo he notado, en el que hacer diario de mi empresa cada vez nos enfrentamos a organizaciones que nos exigen mucho más a la hora de identificar ineficiencias. Hace 20 años entrabas, eliminabas 4 animaladas que la empresa estaba haciendo mal y los resultados venían rápidamente. Hace 10 años no era raro encontrar ineficiencias del 50% y superiores. Hoy en día te mueves en mejoras del 25% y frecuentemente te enfrentas a mejorar ineficiencias del 10%.

Las armas para lograr diferenciarse en este entorno ya no son el título de ingeniería ni el MBA. El conocimiento necesario para los próximos pasos ya está casi todo encima de la mesa. ¿Quizás sea la creatividad y la capacidad de innovar lo que marque la diferencia?

¿O quizás ahora ya somos todos súper y ya no hay diferencias, ni las habrá tan acusadas?

Fernando Gastón Guirao

Socio Director General

Improva Consulting

Editor improsofia

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