Hace un par de años tuve que preparar una propuesta para una compañía del sector alimentación que quería implantar unos procesos de innovación corporativa, lo que llaman intrapreneurship. El día que presenté la propuesta, por la que competíamos varias empresas, el responsable de innovación corporativa estaba como desconectado. A pesar del entusiasmo mostrado en reuniones anteriores, en el momento cumbre estaba apático, no hizo preguntas y cuando entré en el tema honorarios, ni tan solo hizo el amago de escandalizarse. Después de 15 años preparando y presentando propuestas (estimo que debo llevar unas 300), te das cuenta de cuándo una oferta está pre-adjudicada.  Indignado como estaba, al cabo de unos días llamé al que había sido potencial cliente por unas semanas y me confesó que le habían impuesto “desde arriba” trabajar con una determinada consultora.

Además de lo imbécil que te sientes en situaciones como ésta, te das cuenta del absurdo. Si piensas lanzar un programa de innovación corporativa lo primero que tienes que tener claro es si las características de la empresa dan para meterse en un proceso como este. Desarrollar un programa de innovación corporativo implica:

  • Dar autonomía a las personas para crear.

  • Crear un ambiente de escucha activa y crítica constructiva en toda la organización,

  • Asumir riesgos por cuenta de los trabajadores que proponen emprender, confiando en ellos.

  • Transformar la dirección de una fiscalizadora del trabajo de los equipos a un área de apoyo a la organización.

En resumidas cuentas, desarrollar un estilo de liderazgo participativo en toda la organización. Si el punto de partida es imponer a la líder del proyecto con quién tiene que trabajar, quién sabe por qué oscuras razones, mal empiezas. Si superan el riesgo de cargarse la poco iniciativa innovadora de la que disponen, seguramente fruto del entusiasmo de cuatro idealistas, hiperenérgicos y creativos,  capaces de nadar a contracorriente, algo de impacto tendrá el proyecto, seguro que mucho menos del potencial existente.

innovación en organizaciones

Esta empresa se lanza hoy al programa de intrapreneurship porque está de moda. Pero si estas gordo y se ponen de moda las rayas horizontales, no la sigas, no te toca, pues para seguir esa moda primero te tienes que poner a régimen.  Las empresas no saben si están gordas o delgadas, es más, en general no tienen ni idea de si las rayas horizontales les sientan fatal a las personas entraditas en carnes. Los altos directivos de las organizaciones tienen un nivel de conciencia medio-bajo sobre quiénes son y los programas de transformación fracasan uno detrás de otro. Muchos consultores son estilistas de tres al cuarto a los que les da lo mismo que tengas problemas de incontinencia alimenticia. Ellos venden rayas horizontales y te las van a colar a toda costa. Los ejemplos son continuados.

  • Empresas que se lanzan a implantar Lean cuando todavía no saben lo que es una gestión básica con indicadores, ni mucho menos le sacan el rendimiento a lo que tienen. La empresa que se lanza a un proyecto de mejora continua cuando lo que tiene que hacer es una reingeniería radical de procesos.

  • Empresas que se lanzan a complejos programas de Business Intelligence, Data mining y Big data, cuando son incapaces de manejar y tomar decisiones en base a los 4 datos de los que disponen. La empresa de servicios que lanza un programa de Big Data para descubrir que los trabajadores se les van porque cobran poco y trabajan lejos de casa.

  • La empresa que está invirtiendo en team building cuando ni tan siquiera disponen de unos mínimos de gestión de procesos. Las tensiones que las ineficiencias generan en el día a día anulan cualquier esfuerzo por hacer equipo.

  • La empresa que se lanza a implantar el balanced scorecard cuando ni tan siquiera disponen de una estrategia seria que desplegar a toda la organización.

Delfos

Decía el frontón del oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Pues eso.

Fernando Gastón

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