Todos sabemos qué es el estrés. Lo hemos sufrido alguna vez, o lo estamos sufriendo de forma constante. Surge cuando creemos que lo que se nos exige o nos exigimos supera con creces lo que de forma individual o con ayuda de los demás podemos abarcar. Nos parece que no tenemos tiempo, recursos o conocimientos para afrontar la situación; estamos fuera de control.
A corto plazo podemos tener dolor de cabeza, dolor de estómago, trastornos de sueño, irritabilidad, falta de concentración o cansancio entre otros, pero si la situación se alarga puede haber “burnout” y consecuencias más graves para la salud como ansiedad, depresión, insomnio, obesidad, aumento de la presión arterial, enfermedades cardiovasculares y debilitamiento del sistema inmunológico.