Toda la gente de mi equipo conoce mi frase “los números del cliente SIEMPRE están mal”. Forma parte del welcome pack en Improva. Da lo mismo las veces que lo repita, cuando empezamos un análisis, el consultor novato, por senior que sea, se lanza de cabeza a por los números, a hacer excels, a rascar datos, a hacer correlaciones estrambóticas.
Las razones son tres:
Ficho a muchos ingenieros convencidos de que la realidad se puede conocer a través de los datos. Eso hay que cambiarlo.
Todos deberíamos haber trabajado como camarero, mecánico, operario o administrativo en vez de vivir entre algodones. Entenderíamos mejor el mundo.
Es más cómodo estar en una sala de juntas trabajando con aire acondicionado que manchándose de grasa en el sofocante ambiente del taller para entender de verdad la realidad.