Uno de los primeros pasos para poder ayudar a una organización es, como ya habrán sospechado, entender a fondo su funcionamiento. La pregunta que más repetimos en un análisis en profundidad es “por qué”. Parecemos niños en plena etapa preguntona: y por qué, y por qué, y por qué.
En nuestro día a día tratamos con numerosas empresas. Dentro de ellas, hablamos con muchísimas personas en diferentes puestos de trabajo, pero la madurez de la organización se percibe a todos los niveles. En las organizaciones reactivas y con procesos poco definidos, no es raro que la respuesta a muchos por qué sea simplemente “porque siempre se ha hecho así”. Esta es la peor respuesta que puedes dar a un por qué.