Nuestro tiempo es limitado. No, no me refiero a una cuestión de agenda, sino a una cuestión de esperanza de vida. Desde que nacemos, cargamos con una cuenta atrás. La cifra que marca es desconocida y variable, puesto que se ve afectada por múltiples factores, pero lo que sí que sabemos es que no se detiene.
El principio de especialización radica en una combinación de ese tiempo limitado y el cada vez mayor conocimiento y experiencia acumulados por nuestra especie. No nos da tiempo a todo. No podemos pretender empezar de cero. No podemos pretender hacerlo todo. Y esto no es nuevo, pues ya en plena revolución neolítica, la especialización juega un papel fundamental en el avance hacia sociedades agrarias.
Hace ahora dos años, reventé. Ni me podía imaginar que eso me sucediese. ¡A nadie le sucede!
2016 fue un año intenso: Improva creciendo por días, Synapcor un proyecto que en ese momento tomaba forma, IESE-INEO seguía con su programa y además, por circunstancias varias, acabé como presidente de Mensa España. PODÍA CON TODO y con mi familia (3 hijos). Me sentía fuerte, iba a tope.
Pero, de repente, una gota colma el vaso que yo pensaba sin límite. Fallece mi cuñado en Las Galápagos con mi hermana y su hijo de seis años como testigos. Asumo coordinar la operación desde Guayaquil y a mis responsabilidades como padre de familia añado hermana y sobrino rotos. En unos días dejo de poder dormir; ya no hay silencios, siempre esos pitidos en los oídos; las pesadillas se convierten en desagradables compañeros en las cortas horas de sueño y, durante el día, el más leve crujido me sobresalta.
En el entramado empresarial español encontramos joyas ocultas, maravillas que pasan desapercibidas para así, desde la humildad y la discreción, seguir creciendo y mejorando.
La pasada semana me vi con Pedro. Han pasado 12 años desde que le conocí como cliente y desarrollamos una sana amistad: lo mismo podemos ir a jugar unos hoyos de golf que perdernos en el bosque a coger setas. Durante todo este tiempo Pedro ha seguido estando en el comité de dirección, al igual que los otros miembros del comité y la dirección general. No conozco ninguna otra organización de ningún tipo con un equipo directivo tan estable.
Como en las teorías de sistemas, los humanos tendemos al equilibrio en nuestras vidas. Como individuos puede parecer que nos gustan los retos, pero en la práctica somos adictos a la estabilidad. Buscamos un trabajo estable, una relación estable, una vida estable. Buscamos construir lo que podríamos llamar una zona de confort.
Denominamos zona de confort a esos lugares, situaciones o estados en los que nos sentimos seguros, en los que sentimos que todo está bajo control (nuestra casa, nuestro coche, un fin de semana de vacaciones en un hotel, un paseo romántico con nuestra pareja, etc.). Por supuesto, lo que para unos forma parte de su zona de confort, para otros es tremendamente estresante.
En un entorno empresarial cada vez más competitivo, encontrar maneras de motivar se ha convertido en un reto para muchos directivos. La motivación de los empleados a veces puede ser especialmente problemática para las pequeñas empresas. El empresario a menudo ha pasado tantos años construyendo su empresa, que luego delegar responsabilidades le resulta difícil.
Hay que tomar consciencia de tales trampas, porque los efectos de la baja motivación de los empleados en las pequeñas empresas pueden ser devastadores. Si se les permite continuar con problemas como la complacencia, la baja moral o el desaliento generalizado, puede afectar la productividad, las ganancias y la competitividad.