Cada vez se habla más de soft skills y de su importancia en el día a día de cualquier compañía, pero se nos sigue resistiendo la traducción a resultados tangibles. ¿Tan cualitativas son esas habilidades que ni siquiera podemos exponer una relación directa con nuestra cuenta de resultados?

Nadie cuestiona la importancia que las soft skills (o habilidades blandas) de las personas que configuran cualquier organización empresarial tienen, actualmente, para construir la nueva cultura que las empresas necesitan para adaptarse al entorno VUCA en el que se encuentran.

Tampoco es cuestionable que tener buenas habilidades sociales e interpersonales, analíticas y de planificación o de liderazgo y dirección, son características imprescindibles para enfocar correctamente las culturas empresariales, dotarlas de un propósito y un sentido que vaya más allá del puramente económico y empresarial. Parece claro que revistiendo a las soft skills humanas del papel prioritario que les corresponde, desarrollaremos más fácilmente la cultura de los stakeholders, poniendo en el mismo plano a las personas internas, la sociedad, los proveedores, los accionistas y a los clientes, y, como decíamos, no dejando que el beneficio y la rentabilidad sean los únicos factores importantes de la empresa.

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Todas las afirmaciones anteriores, al menos desde un punto de vista teórico y conceptual, incluso muchos líderes empresariales parecen aceptarlas. De hecho, empieza a hablarse del capitalismo consciente (filosofía creada por John Mackey -fundador y CEO de Whole Foods Market- y el académico de origen hindú Raj Sisodia, plasmada en el libro Conscious Capitalism: Liberating the Heroic Spirit of Business - El capitalismo consciente: liberando el espíritu heroico de las empresas), donde se plantea la idea de volver a la esencia de los negocios para mejorar la vida de las personas y generar valor a todos los grupos de interés, intentando despertar la consciencia de altos ejecutivos y en general, de los consumidores.

Pero, ¿hasta qué punto las empresas ya practican esta filosofía y hasta qué punto la realidad empresarial tiene totalmente interiorizados sus principios? Posiblemente, la respuesta honesta y sincera a esta pregunta por una parte importante de los líderes actuales aún nos decepcionaría en gran medida.

Precisamente, por este motivo es por el que creemos que hay que buscar, identificar, encontrar y reconocer cómo las soft skills de gestión impactan en la cuenta de explotación de una empresa. Nos parece la mejor forma de convencer a los escépticos y, por descontado, de acelerar la velocidad hacia el Capitalismo Consciente y de elevar el propósito empresarial hacia motivaciones más nobles que la puramente económica. Por tanto, la mejor forma de alcanzarlo es con esta aparente contradicción. Vamos a dar algunos argumentos creativos, pero que no por eso dejan de parecernos consistentes.

Por ejemplo, todas las soft skills que fundamentan el ámbito interpersonal, como la comunicación, el desarrollo de relaciones, la negociación, la persuasión o la influencia, pero también el trabajo en equipo, son habilidades que, aquel que las posee muy bien desarrolladas, tiene muchas posibilidades de impactar fuertemente en la primera línea de cualquier cuenta de resultados, ventas o ingresos. Es obvio que hoy día hay que desarrollar algunas habilidades más paralelas a éstas, con un componente mucho más digital, para tener éxito potencial en las ventas, pero también es obvio que, sin estas habilidades bien desarrolladas, practicadas de forma continua y mejoradas sistemáticamente, los ingresos se van a resentir sin ninguna duda. Aunque la convulsión social, laboral, económica y humana del último año, tan marcada por la pandemia COVID 19, nos haya transformado, tampoco lo ha hecho tanto.

Pero sigamos, porque pensamos que las soft skills que caracterizan el ámbito intrapersonal, como pueden ser el autocontrol y estabilidad emocional, la resiliencia, la tolerancia al conflicto o a la frustración, pero también la ética personal o la capacidad de comprometerse, nadie puede cuestionar que su mantenimiento y buena práctica nos van a ayudar mucho a adoptar comportamientos conscientes, prudentes y contenidos. ¿Entonces? Nadie me negará que estas conductas son las mejores para contener los costes y los gastos, de cualquier tipo, que tenemos en las líneas siguientes de cualquier cuenta de resultados.

¿Y qué decir de las soft skills más relacionados con el desarrollo de tareas, como son la capacidad analítica, la orientación a la acción y a los resultados, la capacidad y habilidad de tomar decisiones con facilidad, la iniciativa o la capacidad para aprender, adaptarse, el dinamismo y la energía o la preocupación por el orden y la claridad? Está claro que todas estas habilidades, bien desarrolladas y canalizadas, pueden impactar en cualquier línea de la
cuenta de resultados, tanto para generar ingresos como, sobre todo, optimizar recursos de forma ordenada, ponderada y razonada. Nadie puede decir lo contrario.

Finalmente, ¿qué pasa con aquellas habilidades blandas más sofisticadas como el practicar correctamente la dirección, el liderazgo, la capacidad de planificar y organizar, la anticipación o, las más importantes en nuestros días, como son la creatividad y la innovación? Nuestro punto de vista es que podríamos encontrar paralelismos importantes con los márgenes brutos de un negocio y, por supuesto, con el gasto necesario en I+D. Aquellas personas con más capacidad de liderar, dirigir, planificar, anticiparse suelen ser las más creativas, que le dan más importancia a innovar con su producto o servicio y a aportar un valor diferente o añadido a sus clientes, pero también en el sentido de identificar formas originales y distintas de mejorar los resultados e incrementar los beneficios.

A alguien le podría parecer que los paralelismos que hemos hecho son algo gratuitos, poco consistentes, algo retóricos y un poco forzados. Quizá sí, quizá son, simplemente, y como decía el maestro Jorge Luís Borges, cuando le preguntaban por lo que era el “destino”, y respondía en alguno de sus cuentos más famosos: “es como el perfil del horizonte, una línea que se desvanece a medida que nos vamos acercando”. Quizás, nuestros argumentos simplemente son eso, por tanto, meros ejercicios literarios y retóricos. Sin embargo,nuestro argumento, si alguien lo ve así, sería que, al final, como cualquier buen economista defendería, la mejor cuenta de explotación es aquella que tiene el mejor equilibrio entre todas sus partidas y conceptos.

¿No es un síntoma claro de equilibrio buscar paralelismo, sintonía y alineamiento entre economía y cultura, o entre capitalismo y humanismo, o entre soft skills y resultados tangibles? ¿Y no conseguiremos mejor este equilibrio si ayudamos y fomentamos a que todas las personas de nuestra organización, sin excepción, aporten lo mejor de sí mismas a la misma?

Por tanto, y para finalizar, no podemos evitar pensar que, si nuestras afirmaciones te parecen retóricas, entonces deberías reflexionar sobre qué habilidades tienen las personas que saben generar resultados tangibles. Verás, entonces, que la mayoría de ellas son soft skills.

Xavier Bel

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