Si algo generan los grandes retos de la vida es aprendizaje. La situación actual nos lleva al límite, tanto a nivel personal como a nivel organizativo. Salir de ello nos otorgará un crecimiento a todos los niveles. Salir de ello nos hará mejores.
Resiliencia, sí, pero con compañeros de viaje más y mejor (y digo esto porque este post lo he elaborado aprovechando las ideas del equipo de Improva, al que pertenezco).
Sin medias tintas, estamos en modo supervivencia. Todos, personas y organizaciones. Nadie imaginábamos este escenario, aunque ahora a todos nos sale el “Capitan A Posteriori” que llevamos dentro. No tocan reproches, toca remar. Mirar hacia atrás es perder el tiempo, avanzar es necesario.
Es una situación muy dura para todos, aunque ya ha aparecido algún pescador en rio revuelto. Pero pasará, pronto, y seremos mejores, no porque quiera generar un ambiente de buen rollo y hacer ver la luz al final del túnel, sino porque hay muchas cosas que así lo indican:
El teletrabajo ha llegado para quedarse, pero hay que ayudar a la gente a mover su zona de confort anterior. No solo es una cuestión de tecnología, deberemos ser más colaborativos, más comunicativos y más eficientes. Seremos mejores.
La tecnología, las máquinas, los robots no nos quitarán el trabajo, como algunos temen. Simplemente lo transformarán. Nuestra capacidad de adaptación y formación es fundamental. Gracias a la industria 4.0 y a las TICS somos capaces de superar esta crisis mejor que nuestros abuelos. Y nuestros hijos y nietos las superarán mejor que nosotros. Seremos mejores.
Nunca habíamos tenido dos crisis tan profundas y próximas (2009 y 2020). Ya tomamos medidas en el ámbito privado, pero no tanto en el público (que en algunas cuestiones parecemos no haber aprendido). Esto nos hará estar más preparados en el futuro. Seremos mejores.
Estamos confinados, privados de libertad, justamente, pero privados de ella. Esto nos hace reflexionar el valor de la misma y el valor de lo social. Seremos una sociedad más cohesionada, menos individualista: nos viene bien que nos hayan dicho ¡hasta aquí!
Aplaudimos a las 20h a nuestros sanitarios, policías, ejercito, etc. y nos damos cuenta de la falta que nos hacen y lo poco que los hemos cuidado. Exigiremos que nuestros impuestos sean para pagarles a ellos y no para sostener una administración ineficiente, burocrática y que, a menudo, no está centrada en la sociedad.
Aquella compañía en la que TODA su organización no piense en el cliente, morirá. Y lo mismo pasará con el sector público si no piensa en sus clientes (la sociedad). Seremos mejores.
Saldremos de esta crisis, siendo fuertes mentalmente. Con líderes que no se escondan, que no sean mediocres, que estén preparados y entiendan la realidad de la sociedad. Exigiremos la meritocracia por delante del amiguismo. Seremos mejores.
Las empresas sólo saldrán adelante si:
La caja está saneada y se apalancan lo menos posible (nadie asegura que esta crisis no sea un L en lugar de una V; repito, NADIE). La crisis del 2009 nos enseñó a ser prudentes.
Piensan en sus clientes. Solo ellos ayudarán a salir de esta.
Cuidan al máximo de su equipo, pues sin ellos no tenemos empresa. Lo que marca la diferencia de una buena o mala empresa, son las personas. Punto pelota. Seremos mejores.
El concepto de globalización requerirá ser repensado y esto generará nuevas oportunidades para las compañías, que también deberán reformular sus modelos y transformarse. No puede pasar que no tengamos fabricantes de mascarillas homologadas en España y todo lo traigamos desde China. Tener todos los huevos en la misma cesta y nos está pasando factura. La gestión del riesgo será más importante que nunca, sobre todo si a esto le añadimos el cambio climatico. Pero de este driver de cambio mejor hablamos otro día.
Es de esperar un cierto repliegue de inversiones de manera local y, por consiguiente, un incremento en los niveles de industrialización de nuestro país. Pero exigirá mucha mayor eficiencia y eficacia de las compañías para poder seguir compitiendo. Seremos mejores.
Esta crisis también nos está enseñando una cosa: a ser ágiles. Como no seamos ágiles y paremos de pedalear, nos caemos. Y estamos aprendiendo a la fuerza. Seremos mejores.
Mi padre siempre me ha dicho: “la experiencia es un grado”. Y tiene razón. Esta crisis nos está haciendo buscar y apoyarnos en los que más experiencia tienen, porque ante esto solo los que peinan canas tienen más claro lo que hay que hacer. Esto es algo que nos dimos cuenta en Improva cuando creamos la figura de nuestros senior advisors (WISE). Seremos mejores.
Y por último, la recesión en la que nos vamos a ver inmersos la hemos de aprovechar para innovar (del latín, innovatio, que significa crear algo nuevo o renovar). E innovar es desarrollar nuevos productos y servicios, invertir en tecnología, invertir en investigación, sí, pero también es repensar nuestro modelo y transformarlo: buscar eficiencia y eficacia. Seremos mejores.
Y seremos mejores porque o seremos mejores o no seremos. Nos estamos dando cuenta de que siendo mediocres seremos pasto de otros que serán mejores. Posiblemente esa idea no nos guste.