La cultura financiera de la “escalabilidad” inmediata empuja a las startups a generar productos tecnológicos paquetizados, poco personalizados y enormemente simplificados que puedan llegar a generar “pelotazos”. Por el camino, sacrificamos lo que sea.
En los últimos días se han puesto en contacto conmigo dos empresas: a una de ellas les planteé una propuesta de colaboración hace tres años, a la otra les hice una demo de Synapcor hace unos meses. Ambas se lo han repensado después de haber estado dando vueltas y ahora se plantean Synapcor como la única opción que realmente puede servir a sus intereses.
Durante el tiempo transcurrido, ambas organizaciones han probado diversidad de herramientas: Trello, Teams, Todoist, Monday, Slack, Teams, Asana, Sharepoint… Referentes en los cuadrantes de Gartner a nivel mundial. Estos potenciales clientes han seguido su propio proceso de aprendizaje más o menos rápido, pero ya han comprendido lo esencial y que miles de empresas van a tener que interiorizar en los próximos años:
Que precisan de una herramienta que cubra todas sus necesidades de manera integrada, no 5 aplicativos distintos interconectados con API’s.
Que la herramienta tecnológica no lo es todo y que se precisa pasar por un proceso de transformación gestionado para sacar pleno rendimiento de cualquier tipo de digitalización. Implica crear una capa de servicios potentes.
Que en un proceso de transformación hay que simplificar e integrar todos los canales de comunicación. No pueden convivir Slack, Whatsapp, email y Trello (por poner un ejemplo fácil de encontrar en muchas organizaciones) y pretender que la comunicación organizativa mejore. Las cosas en realidad se complican.
Que la colaboración es algo más que gestión colaborativa de proyectos o gestión de tareas o conversaciones o gestión de procesos. Es todo eso y más, e integrado y con trazabilidad de problemas, proyectos, actuaciones, documentación, etc. Pero, por encima de todo ello, cambio de actitudes y mentalidad de los usuarios.
En el mundo del desarrollo tecnológico se interpretan las cosas de determinada manera:
Para el mercado de capitales, la escalabilidad no es que el proyecto pueda crecer mucho, sino que pueda crecer mucho ¡YA! La escalabilidad es cortoplacismo en nuestra insana cultura financiera patria. A la “escalabilidad” se le debería denominar de forma más propia “pelotazo tecnológico”.
Esa escalabilidad tipo pelotazo obliga a soluciones tecnológicas simples para empresas que no requieran de una capa de servicio para su implantación. Una capa de servicio sobre una solución tecnológica ralentizaría el crecimiento y dificultaría el multiplicar por 3 o 4 el capital invertido en a lo sumo 4 años, que es lo que busca todo el mundo. Pero el mundo de la empresa es complejo y esa simplicidad no da como para resolver los problemas relevantes de las organizaciones modernas. Y eso se está sufriendo.
La capa de servicio, si está adecuadamente concebida, hace a la startup sostenible y eso no se valora.
Esa necesidad de venta a corto plazo de grandes volúmenes a toda costa porque los inversores lo exigen (es lo que se les ha vendido para que metan el capital) lleva a dedicar buena parte del capital al marketing y la promoción online, más que al desarrollo del producto.
Una solución de negocio requiere de esperar al momento adecuado para que la propuesta cuaje. SAP llevaba años en el mercado (desde 1972) evolucionó lentamente y en el momento adecuado lideró la transición en su categoría de productos y servicios tecnológicos a las empresas. Los ingresos de SAP han tardado 20 años en multiplicarse por 4, pero son infinitamente superiores los ingresos de las empresas dedicadas a su implantación y soporte. Esas empresas dando servicio sobre SAP constituyen una enorme barrera de entrada para la competencia. Si SAP tiene del orden de 70.000 trabajadores, el número de consultores SAP es de varios cientos de miles. Solo contabilizando los especialistas SAP de Accenture y Deloitte a nivel mundial ya nos acercamos a esos 70.000.
Gestionar un startup puede implicar no solo lanzarse a por el mercado a lo loco, sino también esperar a que los productos de la competencia se quemen para llegar tú con el modelo adecuado en el que has invertido con paciencia y sin pausa. No se suele hablar de ello porque cuando se analizan éxitos de negocio, se tiende a poner el énfasis en el emprendedor y el producto, pero no en el entorno que facilitó que, en un momento dado, ni antes ni después, un producto/servicio pudiera ser un éxito. Esta ventana temporal existe y se puede esperar pacientemente a su llegada.
El mercado de las herramientas colaborativas tiene un bajo nivel de madurez, está todo por hacer. Existe un exceso de plataformas desintegradas, muchas de las cuales brillarán durante un tiempo y después desaparecerán. Es un proceso natural en todo sector en sus fases iniciales. Synapcor está por delante esperando a que llegue su momento, lo que podría suceder próximamente. Lo que parece obvio es que en 10 años toda habrá cambiado radicalmente.
La estrategia está clara:
Invertir más en producto que en marketing.
Continuar integrando funcionalidad.
Fortalecer la capa de servicios con acuerdos con terceros.
Seguir realizando implantaciones exitosas.
Aprender.
Multiplicar el capital por 100 en 10 años a costa de no saber en qué momento exactamente dentro de ese periodo se producirá el salto es el resumen económico de esta estrategia.