En un proceso de negociación, dos o más partes tratan de llegar a un acuerdo común satisfactorio, o al menos aceptable, para todos los implicados. Es una disciplina que está presente en nuestro día a día a todos los niveles, desde conflictos internacionales, pasando por acuerdos empresariales, búsqueda de puestos de trabajo e incluso contratación de algunos servicios particulares. Es más, está presente incluso en nuestras relaciones personales. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto entender la esencia de la negociación?
El mundo de la automoción es considerado el mejor del mundo y de hecho, si hablas con un directivo en este ámbito, estará convencido de que poco tiene que aprender de nadie. Pero ese MEJOR no sé en qué términos se mide.
Las empresas industriales han invertido tiempo y esfuerzo en optimizar sus operaciones, pero los procesos de desarrollo de producto a menudo se muestran más lentos e ineficaces. Nunca son una prioridad, hasta que lo son.
En Improva llevamos años teletrabajando con diferentes intensidades y niveles de profundidad. De hecho, desarrollamos nuestra propia plataforma colaborativa (en realidad es más que eso) porque ninguna en el mercado respondía a las necesidades que considerábamos fundamentales en nuestra interacción y con la de los clientes.
Pese a entender y conocer en mayor profundidad los procesos psicológicos de toma de decisiones, los directivos también somos consumidores viscerales que hacemos análisis parciales para justificar compras que, simplemente, nos hacen sentir mejor.