El teletrabajo hace pocas semanas seguía siendo esa apuesta interesante de muchas empresas con programas de conciliación que muchos otros envidiaban. Ahora, de repente, puede ser la diferencia entre seguir funcionando o tener que parar la actividad. Cada vez son más las empresas que se suman a las recomendaciones de mandar a sus empleados a teletrabajar siempre que sea posible. Los cierres de escuelas lo convierten, aún más, en una necesidad, pero ¿están las empresas realmente preparadas para teletrabajar?
En los años 90 yo ya utilizaba todo tipo de artilugios tecnológicos:
Organizador personal electrónico (PDA).
Navegador GPS.
Teléfono móvil.
Videoconsola portátil.
De toda la parafernalia que existía en cuanto a todas estas tecnologías no queda prácticamente nada, los smartphones modernos han canibalizado casi todo ello. Los teléfonos móviles antiguos eran de múltiples formatos (con tapa, sin tapa, enormes, reducidos, etc.) y de un vistazo podías distinguir los diferentes modelos. Las PDAs desaparecieron con el boom del desarrollo de apps. De los navegadores GPS mejor ni hablemos. Tan solo las videoconsolas sobreviven a esta extensión absoluta de los smartphones. Y de la guerra absoluta por ser el fabricante que fija los estándares ya prácticamente no queda nada.
El abeto fue elegido por los cristianos para representar, con sus tres lados, la Navidad. Así se evocaba la Santísima Trinidad en estas fiestas. Además, es común en innumerables culturas su carácter simbólico de nacimiento, crecimiento y vida eterna.
Pero también tenemos otros árboles para lanzaros nuestros mejores deseos durante todo el año:
Hay organizaciones muy activas que generan continuamente multitud de acciones. Tienen:
Grupos de mejora.
Auditorías de calidad.
Sistemas de objetivos y reuniones de gestión.
Proyectos de cambio y transformación.
Incidencias a resolver que generan multitud de pequeñas actuaciones.
Cualquier estupidez que se le pasa al jefe por la cabeza.
Como consecuencia, toda la organización vive con la sensación de estar continuamente desbordada… y es así. Son organizaciones “que le tiran a todo lo que se mueve”.
Hace un rato leía en redes sociales a un numeroso colectivo poniendo a parir a una política. El argumento básico es: “Esta mujer no ha trabajado nunca”. Es un argumento frecuente, se utiliza como un “ad hominem“ genérico para atacar a cualquier político que no es de nuestra cuerda. No pretende defenderla a ella ni a su ideología, no porque no la comparta, sino porque no tengo necesidad de entrar en ello, pues esto sería de aplicación a cualquiera que haya hecho carrera política en partidos de cualquier signo. Lo que si pretendo atacar es un par de premisas básicas que circulan por las redes de la mano de supuestos adalides de la intelectualidad:
Que la medida de tu competencia para un puesto de gestión la marcan tus estudios y el nivel que ocupas en la jerarquía
Que trabajar en una organización política no es un trabajo.